En el municipio se presenta un modelo de economía solidaria en el que agricultores, cooperativas y emprendedores demuestran que la asociatividad y el trabajo cooperativo generan desarrollo sostenible.
En el corazón de Cundinamarca, el cercado fuerte al final de la llanura se ha convertido en un faro de la economía solidaria en donde diferentes sectores económicos han demostrado que, unidos, pueden superar desafíos y generar desarrollo sostenible mediante sus experiencias en asociatividad, trabajo cooperativo y construcción colectiva que no solo han transformado vidas, sino que también ofrecen lecciones valiosas para replicar en otras regiones del país.
LA ASOCIATIVIDAD COMO CAMINO HACIA EL DESARROLLO
Facatativá, ubicado a 35 km de Bogotá,
tiene una economía tradicionalmente basada en la agricultura, el comercio y la
pequeña industria. Sin embargo, décadas de intermediación, falta de acceso a
créditos y mercados inestables llevaron a muchos productores a buscar
alternativas.
Es por esto que, en los últimos años, la
capital de la provincia Sabana Occidente de latierra del cóndor se ha destacado
por iniciativas de economía solidaria que han mejorado la calidad de vida de
sus habitantes. Según datos de la Confecoop Cundinamarca (2023), el
municipio cuenta con más de 50 cooperativas y asociaciones activas en sectores
como la agricultura, el comercio y los servicios.
Ejemplos de éxito
La Asociación de Productores
Agroecológicos de Facatativá (APAF) es un grupo de campesinos que, ante
las dificultades para comercializar sus productos, decidió unirse. Hoy, venden
directamente a mercados locales y restaurantes, eliminando
intermediarios. "Antes vendíamos a precios muy bajos, pero al
organizarnos, logramos mejores ingresos y estabilidad", afirma María
Gómez, socia fundadora.
Creada en 2015 por 20 campesinos, hoy
agrupa a más de 120 productores adoptando un modelo que permite la comercialización
conjunta eliminando intermediarios, canales directos con restaurantes y
mercados de Bogotá, así como capacitación en agricultura sostenible.
"Antes vendíamos la arroba de papa a 30,000;
hoy, con nuestra marca colectiva, llegamos a 50,000", cuenta Rodrigo
Sánchez, presidente de APAF, organización que ha tenido como impacto de un 40
por ciento de aumento en ingresos promedio de los asociados y logrando el Premio
Nacional de Economía Solidaria en 2022.
Por otra parte, la Cooperativa de Mujeres
Tejedoras de Sueños agrupa a 85 artesanas que transformaron su actividad
individual en empresa colectiva ofreciendo talleres de diseño y
comercialización, logrando exportaciones a mercados internacionales y contando
con un fondo rotatorio para emergencia. “Antes trabajábamos aisladas. Hoy tenemos
taller compartido y vendemos bajo una misma marca", relata
Laura Torres, fundadora.
Uno de los casos más inspiradores en este
aspecto es el Mercado Campesino Solidario, un espacio gestionado por
agricultores donde venden sus productos sin intermediarios. Esta iniciativa,
apoyada por la Alcaldía, ha reducido el desperdicio de alimentos y fortalecido
el consumo local.
"Antes perdíamos parte de la cosecha
por falta de compradores. Ahora, con el mercado, tenemos ventas seguras y
precios justos",
comenta Javier Rodríguez, productor de hortalizas.
Inaugurada en 2018 con inversión
público-comunitaria, esta iniciativa ha logrado generar 120 puestos gestionados
por productores, espacio para procesamiento de alimentos y un programa de
educación al consumidor con resultados del 60 por ciento de reducción en
pérdidas durante la poscosecha y 25 000 visitantes mensuales.
Entre tanto, y en paralelo, la Red de
Viveros Comunitarios cuenta con 12 viveros manejados por asociaciones que producen
500 000 plántulas anuales recuperando especies nativas y generando empleo verde.
COOPERATIVAS QUE TRANSFORMAN REALIDADES
Según Confecoop, Cundinamarca es el
departamento con mayor densidad cooperativa del país, y Facatativá emerge como
uno de sus casos más destacados.
El modelo cooperativo ha sido clave en
Facatativá y se demuestra con la Cooperativa de Ahorro y Crédito
Facatativeña (Coofac) es un ejemplo. Con más de 5000 asociados, ofrece
microcréditos a tasas justas, impulsando emprendimientos locales. "El
crédito solidario me permitió comprar maquinaria y formalizar mi panadería",
confiesa José Ramírez, pequeño empresario.
Con 25 años de historia, muestra un
impacto de 8200 asociados que gozan de tasas de interés 30 por ciento menores
que la banca tradicional, logrando así $15 000 millones en microcréditos
anuales. Según Superintendencia de la Economía Solidaria, las cooperativas en
Facatativá tienen índices de recuperación de cartera del 98 por ciento,
superando al sistema financiero tradicional.
El profesor Carlos Martínez, investigador
de la Universidad Nacional, explica que este municipio "tiene una
tradición organizativa que se remonta a las primeras cooperativas agrícolas de
los años 60. Hoy, esa cultura ha evolucionado hacia modelos más innovadores de
colaboración".
Como dato relevante, un estudio de
la Universidad de Cundinamarca (UDEC) realizado en 2022 reveló que el
70 por ciento de los pequeños negocios en Facatativá han crecido gracias al
acceso a financiamiento solidario.
CLAVES Y LECCIONES PARA REPLICAR
El economista Juan Pablo Guerrero, autor
de "Modelos Asociativos Rurales", destaca: "Facatativá
muestra que la escala local es ideal para probar modelos colaborativos antes de
escalarlos", para lo cual es importante la Tradición organizativa, el
liderazgo comprometido y la articulación con universidades y ONGs, con lo que
la experiencia facatativeña inspira con:
- Organización
y capacitación: Las
asociaciones exitosas en Facatativá priorizan la formación en gestión
empresarial.
- Apoyo
institucional: La
articulación con entidades públicas y privadas ha sido fundamental.
- Cultura
de confianza: El
trabajo en equipo se basa en valores como la transparencia y la ayuda
mutua.
- Diagnóstico
participativo:
Identificar necesidades reales
- Formación
continua:
Capacitación en gestión asociativa
- Alianzas
estratégicas:
Vinculación con sector público y privado
- Comunicación
efectiva:
Transparencia en la gestión
Con oportunidades tales como las Políticas
Públicas favorables como Ley 2069 de 2020, la creciente demanda de productos éticos
y experiencias para replicar en posconflicto se pueden superar retos como la formalización
jurídica de asociaciones, el acceso a tecnología y la renovación generacional.
ES HORA DE ACTUAR POR EL PROGRESO
Facatativá demuestra que la economía
solidaria no es una utopía, sino una realidad alcanzable y que el desarrollo es
posible cuando se prioriza lo colectivo sobre lo individual, pero sus logros no
son producto de la casualidad, sino de años de persistencia, aprendizaje y
confianza mutua.
Su modelo de asociatividad y cooperación
puede ser replicado en otras partes de Colombia, adaptándose a cada contexto invitando
a reflexionar sobre cómo aprovechar estas experiencias en cada comunidad, qué
pasos concretos dar para iniciar procesos asociativos y cómo involucrar a
jóvenes en estas dinámicas.
El camino ya está trazado, haciendo falta solamente voluntad de trabajo colectivo, estando así la invitación abierta. Como dice el lema de APAF: "Solo, llegas más rápido; acompañado, llegas más lejos". El caso de Facatativá no es un destino, sino un camino que Colombia puede seguir para construir una economía más humana y sostenible.
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