Este fue el señalamiento que no fue respondido por la Alcaldía y fue elevado por el concejal del Polo Democrático Alternativo, Pedro Nel Villamil Rivera, en medio del estudio del proyecto de Acuerdo de incorporación de recursos.
El cabildante, quien actualmente es presidente de la Comisión Segunda de Presupuesto, Hacienda y Organización Administrativa que tramitó la iniciativa en primer debate, expuso en exclusiva a El Observador Siglo XXI los motivos por los cuales votó negativo el proyecto el pasado jueves, mayo 26, señalando que el adicionar recursos al Teatro Municipal era aprobar un mico en el proyecto de Acuerdo.
DERECHO DE RÉPLICA NO EJERCIDO
Una vez fue entrevistado Villamil
Rivera, este diario consultó a la Alcaldía y se programó un encuentro con la
secretaria jurídica, Paula Emilia Cubillos, en horas de la tarde para el
viernes siguiente, pero luego se informó que al término de una reunión del
gabinete con el alcalde se había decidido permitir el trámite del proyecto de
Acuerdo para hacer el pronunciamiento.
Sin embargo, durante la semana pasada
con ocasión de la muerte del joven Fabián Cordon a manos de un delincuente que
le hurtó sus pertenencias, en la Alcaldía se activaron protocolos de emergencia
y la entrevista no se pudo realizar.
Esta semana, se programó la reunión para
el martes en la mañana, pero dos compromisos adquiridos previamente por este
medio periodístico impidieron la conversación y en la tarde la secretaria no
estuvo en la oficina. Sin embargo, se intentó desde entonces reprogramar una
vez más la réplica pero a pesar de recordarle dos veces a la Administración,
ésta no indicó fecha y hora.
EL CONCEPTO DE ‘MICO LEGISLATIVO’
Para la realización del presente análisis, fueron tenidos en cuenta conceptos emanados por entidades lingüísticas,
oficiales, periodísticas y de opinión, frente a los cuales se puede lograr la
comprensión acerca del concepto y se puede determinar si lo del Teatro es un "mico normativo".
Lingüísticamente hablando
La Asociación de Academias de la Lengua
Española incluye dentro de las diferentes acepciones de la palabra “mico”, el
modismo popular colombiano aplicado en el Derecho como “Texto o disposición que se
incorpora en una ley durante el proceso de estudio y aprobación, que
generalmente no tiene relación con la misma y pretende favorecer a alguien o
algo, de manera subrepticia”.
La Real Academia Española define que un
modismo es una “expresión característica de una lengua, formada por un conjunto
de palabras con una estructura fija y con un significado que no se puede
deducir del significado de las palabras que lo forman”.
Desde el marco jurídico colombiano
Entre tanto, la Sentencia 493 de 2015 de
la Corte Constitucional conceptuó que, jurídicamente hablando, los "micos
legislativos" obedecen al principio de Unidad de Materia y expresó lo siguiente:
“Se ha resaltado que el principio de unidad de materia se enmarca en el propósito constitucional de ‘racionalizar y tecnificar’ el proceso de deliberación y creación legislativa. Mediante este principio, "[…] el constituyente pretendió evitar: La proliferación de iniciativas legislativas sin núcleo temático alguno; la inclusión y aprobación de normas desvinculadas de las materias inicialmente reguladas; la promulgación de leyes que se han sustraído a los debates parlamentarios y la emisión de disposiciones promovidas subrepticiamente por grupos interesados en ocultarlas a la opinión pública como canal de expresión de la democracia."Así, una de las principales funciones del principio de unidad de materia es evitar que a las leyes se les introduzcan normas que no tienen conexión con lo que se está regulando. En otras palabras, que a los proyectos de ley que tramita el Congreso se les inserten disposiciones ajenas a la cuestión tratada, lo cual ha dado lugar a la popular metáfora de los ‘micos legislativos’.”
Ejemplo práctico en lo legal desde el extranjero
En ese sentido Verne, que fue la página
dedicada a explorar internet del diario El País de España y se descontinuó en
marzo de 2021, publicó el articulo “'Hacer conejo' o 'colgar un mico': el
lenguaje de la política colombiana está lleno de animales”, en el que abordó el
término “mico” de la siguiente manera:
“Mico. En Colombia los micos son los monos cuando nos referimos al mundo animal. Si la palabra se lleva hasta el Congreso de la República entonces se convierte en ese artículo, párrafo o término que aparece en un texto parlamentario en el último momento. Es esa sorpresa con la que se encuentra un senador o un grupo político que lleva tramitando una ley desde su presentación hasta su aprobación final.
Por lo general, estos artículos que aparecen en el último minuto responden a intereses políticos particulares. En ocasiones, la cantidad de micos es tal, que el texto inicial poco tiene que ver con el que finalmente sale adelante. Y entonces se puede hablar de orangután.”
Ejemplo práctico en la opinión
A nivel nacional, en junio 13 de 2009,
el electo senador por el Partido Verde Oxígeno y ex jefe negociador de los
Acuerdos de la Habana, Humberto de la Calle Lombana, publicó una columna de
opinión en el diario El Espectador en la que abordó lo que denominó “darwinismo”
en “la evolución asombrosa del mico legal en Colombia” para señalar de
discutible la “denominación de King Kong que utilizó alguna revista semanal” con base a la declaración de un
congresista de la época.
De la Calle contó su versión de la
historia del "mico". “Por allá en los sesentas, el mico era un
pequeño animalito que aparecía súbitamente en el frondoso ramaje de los
proyectos de ley. Sin ninguna ilación con el tema que se debatía, en cualquier
fría madrugada capitalina, un honorable introducía un texto que, a pesar de ser
un cuerpo extraño, alcanzaba en un santiamén la solemne categoría de ley de la
República.”, señaló.
Más adelante, el electo senador expresó
lo siguiente:
“Pero en cierto momento vino una mutación brutal en la especie, parecida a la de la gripa porcina (con perdón de los marranos). Se comenzó a llamar mico a todo aquello que no le gustaba al que difundía la noticia. Los congresistas llamaban a los periodistas a las 6 y 30 de la mañana para denunciar un mico. Sencillamente el denunciante no estaba de acuerdo con la iniciativa, y hasta razón tendría, pero prosperó el juego semántico. Como el mico era ya una figura desacreditada, el truco era fácil: llamar mico a todo aquello que uno no compartía. Y los titulares incautos anunciaban de manera rimbombante: descubren mico en el trámite de la ley. La misma razón por la cual a los judíos conversos se les llamaba marranos.”
¿ES UN MICO LA ADICIÓN DE PRESUPUESTO AL TEATRO?
Dentro de la discusión que tuvo el
proyecto de Acuerdo, según las actas, no se tocó el tema de la Unidad de Materia,
puesto que se discutía la incorporación de recursos no ejecutados durante el
año anterior y un recaudo realizado luego de la aprobación del presupuesto.
En este sentido, la Administración
discriminó al Concejo en qué iba a ejecutar ese dinero y a través de cuáles Secretarías
o entidades, las cuales expusieron tanto en primer como segundo debate los
aspectos de cada proyecto a financiar, por lo que técnicamente hablando no
habría “mico normativo”, a no ser por la Estación de Policía que no estaba incluida inicialmente, pero se incluyó en primer debate en Comisión a raíz de la solicitud de la Policía en medio del trámite y ante esto fue necesario redistribuir los recursos.
EL QUID DEL ASUNTO
En su lugar, se discutió y cuestionó por
parte del concejal de la coalición que la Administración Municipal no hubiera
tenido en cuenta la parte del predio del Teatro Municipal en el que funcionó la
Registraduría en los planos iniciales y que se suponía que con los recursos
aprobados el año pasado en el proyecto de Acuerdo de la misma naturaleza, del
que él fue ponente, estaba incluida la dotación y puesta en marcha.
Con esta adición, aprobada por 10 de los
17 concejales, la Alcaldía financiará las obras de la parte que falta y con el
otro sí que se firme, en vez de adelantar un proceso contractual para la
dotación y puesta en marcha -segunda fase del proyecto-, ejecutará los recursos para tal fin con el
contratista de la primera fase.
La obra de modernización del Teatro Municipal fue objeto de vigilancia por parte de la Contraloría Departamental que determinó un hallazgo de tipo administrativo y otro de tipo disciplinario, y ordenó un plan de mejoramiento que no fue expuesto a la plenaria y al cual este diario no logró tener acceso, pero que en caso de no tener el financiamiento, hubiera podido desencadenar en un hallazgo de tipo fiscal y un posible detrimento patrimonial, en caso de que la administración no lo sacase adelante.
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