Ileso, pero con la parte derecha de su cara ensangrentada, salió el ex presidente y nuevamente candidato a la Presidencia de Estados Unidos Donald Trump, lo que hubiera sido una muerte anunciada.
A pesar de tener protección por parte del Servicio Secreto desde que terminó su mandato, hace 4 años, el ex presidente fue víctima de un atentado mientras daba un discurso en medio de miles de personas este sábado en Butler, Pensilvania, mientras que tres hombres adultos fueron alcanzados por las balas y uno de ellos, bombero del Estado, resultó muerto, además de Thomas Matthew Crooks, un nuevo agresor que es uno más que falló en su iniciativa de lograr un magnicidio.
UN HECHO ESCALOFRIANTE
Pasadas las 6 de la tarde de este sábado, julio
13, al son de “Dios salve a los Estados Unidos de América” (God Bless the
U.S.A. en inglés), el ex presidente Donald Trump salió al escenario en el
recinto ferial y saludó al público para iniciar su discurso de campaña bajo el
potente sol del verano.
Pocos minutos después, Trump señalaba a
una gráfica que evidenciaba un aumento en los cruces ilegales en la frontera,
en donde hace cuatro años propuso reforzar los muros que le dividen con México.
Estos cruces, aseveró, han aumentado durante el mandato de su rival, el
presidente Joe Biden.
“Esa gráfica es de hace un par de meses”,
dijo Trump. “Y si quieren ver algo muy triste...”, continuaba, cuando sonaron
los disparos, que fueron al menos cinco, ante lo cual Trump se agarró la oreja y
se tiró al suelo, tras lo cual agentes del servicio secreto se apresuraron a
rodearlo.
Los miles de asistentes al mitin que
llenaban el terreno a sus pies se movieron simultáneamente hacia el piso, mientras
el silencio se extendía por el pasto, interrumpido por algún grito ocasional.
Segundos más tarde, Trump se levantó
mientras los agentes del Servicio Secreto le rodeaban y cubrían su cuerpo con
los suyos. Al levantarlo, el ex presidente les pidió a sus protectores esperar
para alzar el puño en señal de victoria mientras la multitud lo vitoreaba y dijo
“luchen” antes de ser llevado hacia una camioneta negra que lo esperaba. Trump
alzó el puño una vez más antes de entrar en el vehículo.
LOS ATENTADOS A TRUMP
Este reciente atentado contra Trump estaba
anunciado teniendo en cuenta que, por un lado, ya se habían presentado hechos que indicaban el deseo de acabar con su vida y, por otro lado, que la jueza
Sonia Sotomayor indicó que ahora el presidente podría matar a su contrincante y
no iba a pasar nada.
Los intentos previos
El primer intento de asesinato contra
Trump se registró en junio 16 de 2016 en Las Vegas, Nevada. En esta ocasión, un
ciudadano británico identificado como Michael Steven Sandford intentó sin éxito
quitarle el arma a un agente de policía en un evento de campaña de Trump en
esta ciudad.
Poco más de un año después, cuando Trump ya era presidente, se
registró un segundo intento de homicidio en Dakota del Norte. Gregory Lee
Leingang, de 42 años, robó un vehículo industrial que se usaba para mover
materiales de una refinería de petróleo y lo condujo hasta la caravana
presidencial con la intención de matar al entonces presidente. Sin embargo, la
carretilla se quedó atascada mucho antes de alcanzar la caravana.
Dos meses
después, en noviembre de 2017, las autoridades filipinas arrestaron a un hombre
vinculado al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) por planear un
ataque contra Trump durante su visita oficial al país por la cumbre de la
Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. En este caso, contrario al
episodio de Dakota del Norte, el Servicio Secreto no fue sorprendido con el
plan, pues ya le habían seguido la pista al individuo debido a las sospechas
que despertaba la presencia de ISIS en ese país.
Este último caso
fue revelado hasta octubre de 2018. Los otros dos episodios nunca recibieron un
gran despliegue en la agenda noticiosa debido a que los atacantes nunca
estuvieron cerca de llevar a cabo su cometido. Hasta ahora, la amenaza más
seria que sufrió Trump es la registrada este sábado en Pensilvania.
Las palabras de la jueza Sotomayor
Tras la
sentencia del Tribunal Supremo que otorgó una amplia inmunidad a Donald Trump
por sus actos como presidente, a inicios de julio las tres juezas progresistas
del Supremo, abrieron paso a “escenarios de pesadilla” en los que un presidente
puede ser declarado inmune incluso por el asesinato de rivales políticos, la
aceptación de sobornos y hasta por dar un golpe de Estado.
El
principal voto particular discordante está redactado por la jueza Sonia
Sotomayor y secundado por Elena Kagan y Ketanji Brown Jackson. “El presidente
de Estados Unidos es la persona más poderosa del país, y posiblemente del
mundo. Cuando utiliza sus poderes oficiales de cualquier manera, según el
razonamiento de la mayoría, ahora estará protegido de la persecución penal”,
indica.
“¿Ordena al Equipo Seal 6 [fuerzas especiales] de la Marina asesinar a un rival político? Inmune. ¿Organiza un golpe militar para aferrarse al poder? Inmune. ¿Acepta un soborno a cambio de un indulto? Inmune. Inmune, inmune, inmune. Dejemos que el presidente viole la ley, dejémosle explotar las trampas de su cargo para beneficio personal, dejémosle usar su poder oficial para fines malvados. Porque si supiera que algún día puede enfrentarse a la responsabilidad por violar la ley, no sería tan audaz y valiente como nos gustaría que fuera. Este es el mensaje de la mayoría hoy”, señalaban las juezas en su voto particular.
Lo extraño de todo esto, es que agentes policiales fueron advertidos de que había un hombre sospechoso en un techo cercano al recinto ferial, pero las advertencias fueron ignoradas y a pesar de que francotiradores protegían a Trump, éstos no se dieron cuenta de la presencia de Crooks hasta la consumación del hecho del que el ex presidente salió herido.
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