El llamado a cerrar establecimientos de comercio dedicados al expendio y consumo de licor ha sido tenido en cuenta dentro de la historia local dentro de los 224 años de fundación hispánica del municipio.
En 2024 han sido cerrados más de una decena de establecimientos de comercio dedicados al expendio y consumo de licor que no cumplen con el uso de suelos, aunque mas de dos centenares siguen desarrollando la actividad y están a la espera de ser clausurados. Hace 101 años un periódico le hacía el llamado al Concejo Municipal para tomar cartas en el asunto. En la actualidad, lo hace la ciudadanía, pero la Administración solo ha cerrado unos pocos.
UNA COSTUMBRE HISTÓRICA
Hace cerca de mes y medio, y tras tres años,
los establecimientos ubicados en la calle 11 entre carreras sexta y séptima
fueron cerrados definitivamente por parte de la Inspección Sexta de Policía,
siendo esta la única que ha tomado realmente cartas en el asunto y ha mostrado
resultados efectivos
Sin embargo, aún existen más de 200
establecimientos que no han sido objeto de cierre definitivo por parte de las
demás Inspecciones, la cuales no han tomado las acciones pertinentes que están
contempladas en el código Nacional de Policía y Convivencia Ciudadana -Ley 1801
de 2016- teniendo en cuenta que incumplen con la normatividad del uso de suelos
El crecimiento desmesurado de ese tipo de
establecimientos ha generado mayor inseguridad y falta de convivencia entre la
ciudadanía facatativeña, según lo han informado las autoridades en diferentes
momentos de este primer semestre del primer año de gobierno del licenciado Luis
Carlos Casas.
Pero este tipo de actividades de diversión
y esparcimiento no son nuevas en el municipio. Ya desde hace más de 100 años,
según lo reporta el libro Historia de Facatativá, también la prensa reportaba
la problemática que existe alrededor del consumo de bebidas embriagantes
RESTRICCIÓN DEL HORARIO EN CHICHERÍAS
El libro de Andrés Olivos Lombana, compilado en el gobierno del ex alcalde Óscar Hernán Sánchez León, relata que en los primeros lustros del siglo pasado “las chicherías aportaban por impuestos una renta considerable a los ingresos del municipio” y que dichos establecimientos “eran permitidos y se encontraban en muchas calles de la ciudad", pero hoy siguen estando regados por todo lado aunque no son el principal renglón de la economía local.
Según el texto, estos “eran lugares por lo
general desaseados, punto de encuentro de amigos y compadres, y no pocas veces
epicentro de peleas y desórdenes” generando una radiografía parecida al de hoy,
de la que se exceptúa el desaseo.
En ese contexto, la historia cuenta que el
Periódico La Causa en su edición de noviembre de 1913 solicitó al Concejo Municipal
“que las chicherías no permanezcan abiertas después de las 8 o 9 de la noche y
que después de esas horas no pueda permanecer público dentro de ellas, a puerta
cerrada, como con la mayor parte se acostumbra”.
Para el periodista de la época, no había
duda de que “este será el remedio más eficaz y práctico para atenuar el
alcoholismo, que sobre todo por medio de la chicha causa tantos estragos en el
pueblo colombiano, como por razón de sus conocimientos científicos lo saben
mejor que nosotros algunos de los honorables Ediles; pues es obvio que
limitándose el tiempo de uso o abuso del licor y no encontrando donde
embriagarse, muchos no podrán hacerlo”, cosa que hoy no sería posible teniendo
en cuenta la tecnología y el avance del comercio informal, de lo cual se tuvo
ejemplo en la pasada pandemia.
“Además, tal medida haría más fáciles las funciones de la Policía, que por vigilar la chicherías hasta altas horas de la noche, para evitar los desórdenes que es muy natural en ellas, tienen que abandonar la vigilancia de los ladrones nocturnos y el aseo de la población”, finaliza el libro la reseña al respecto.
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