El Día Mundial de la Obesidad se celebra cada año en marzo 4 para concienciar sobre la urgente necesidad de hacer frente a esta epidemia mundial que en 2021 fue responsable de 2,8 millones de muertes en el continente.
Etiquetas de advertencia en la parte frontal de los envases, restricciones a la comercialización de productos procesados y ultraprocesados con alto contenido en grasas, azúcares y sal, e impuestos a los alimentos y bebidas poco saludables son algunas de las medidas impulsadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para atajar el creciente problema de la obesidad en la región de las Américas.
UN ENEMIGO SILENCIOSO
La obesidad es uno de los principales
factores de riesgo de muchas enfermedades no transmisibles (ENT) como la
diabetes, las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares,
así como de varios tipos de cáncer.
Las tasas de sobrepeso y obesidad se han
triplicado en la región en los últimos 50 años, y estas afecciones afectan
actualmente al 62,5 por ciento de la población, la prevalencia regional más
alta del mundo.
Los niveles de sobrepeso y obesidad entre
los niños también están aumentando, afectando al 33,6 por ciento de los niños,
niñas y adolescentes de 5 a 19 años en las Américas. Esto se debe
principalmente a los bajos niveles de lactancia materna y a dietas deficientes
en frutas y verduras y ricas en alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas.
"Las enfermedades no transmisibles
son la principal causa de muerte en las Américas, ya que representan el 80% de
todos los fallecimientos en la región, un tercio de las cuales son prevenibles",
afirmó Fabio da Silva Gomes, asesor regional en Nutrición y Actividad Física de
la OPS. "Detener el aumento de la obesidad es esencial para combatir la
creciente carga de ENT y mejorar la salud y el bienestar de todos en las
Américas, incluida la próxima generación", añadió.
ESTRATEGIAS CONTRA LA OBESIDAD
Las consecuencias de la obesidad para el
erario público y la economía en general son importantes. Según modelos
académicos consultados por la revista The Economist, el costo anual para la
economía mundial del exceso de peso podría llegar a $4 billones para 2035, lo
cual representa el 2,9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial
frente al 2,2 por ciento en 2019.
Eso incluye tanto el gasto en atención
médica como el tiempo de trabajo perdido por enfermedades y muertes prematuras
relacionadas con la obesidad por lo que, para hacer frente a la creciente
tendencia de la obesidad en las Américas, la OPS trabaja con los países en la
aplicación de estrategias probadas para prevenir y reducir el problema.
Entre ellas se incluyen proteger, fomentar
y apoyar la lactancia materna la cual reduce en un 13 por ciento el riesgo de
sobrepeso y obesidad infantil, mejorar la nutrición y fomentar la actividad
física en centros preescolares y escolares, establecer impuestos sobre las
bebidas azucaradas y regular la comercialización de alimentos procesados y
ultraprocesados y desarrollar acciones intersectoriales de promoción,
vigilancia, investigación y evaluación de la salud.
La OPS también está trabajando con los
países de las Américas en la implementación del Plan de Aceleración de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) para frenar el avance de la obesidad,
discutido durante la 75ª Asamblea Mundial de la Salud en 2022. El objetivo del
plan es acelerar el progreso hacia la prevención y reducción de la obesidad,
centrándose en los países con alta carga.
En diciembre pasado, expertos de la OPS se
reunieron en Brasilia con representantes de Argentina, Barbados, Brasil, Chile,
México, Panamá, Perú y Trinidad y Tobago, para iniciar el desarrollo de hojas
de ruta nacionales para implementar el plan en las Américas.
A nivel mundial, los tratamientos para la
pérdida de peso han variado durante mucho tiempo desde los bien intencionados e
ineficaces hasta los francamente dudosos. La nueva clase de medicamentos,
llamados agonistas del receptor glp -1, parece funcionar, pero está solo está al
alcance de los más pudientes.
Semaglutida, desarrollada por Novo
Nordisk, una empresa farmacéutica danesa, ha demostrado en ensayos clínicos que
conduce a una pérdida de peso de alrededor del 15 por ciento y ya se vende bajo
la marca Wegovy en Estados Unidos, Dinamarca y Noruega y se espera que pronto
esté disponible en otros países.
Ozempic, una versión de dosis más baja, es
un medicamento para la diabetes que también se usa "fuera de lo
indicado" para bajar de peso. Un fármaco rival glp -1, fabricado por Eli
Lilly, una empresa estadounidense, saldrá a la venta a finales de este año y es
aún más eficaz.
Según reportó la The Economist, los
analistas piensan que el mercado de glp Los medicamentos -1 podrían alcanzar
los $ 150 mil millones para 2031, no muy lejos del mercado actual de
medicamentos contra el cáncer. Algunos piensan que podrían volverse tan comunes
como los bloqueadores beta o las estatinas.
Sin embargo, el medio de comunicación
destaca que la novedad de estos fármacos hace que aún no se conozcan sus
consecuencias a largo plazo. Para las formas de dosis más bajas prescritas para
la diabetes los efectos secundarios como vómitos y diarrea han sido leves, pero
otros podrían surgir a medida que los medicamentos se usan más ampliamente y en
dosis más altas.
La revista advierte que los estudios en animales han mostrado una mayor incidencia de cáncer de tiroides, la semaglutida se asocia con una pancreatitis rara y poco se sabe sobre los efectos de usarlos durante o justo antes del embarazo, por lo que todo esto requerirá un análisis cuidadoso a través de estudios longitudinales controlados.
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