El jefe de la misión de la ONU en el país celebra la diversidad reflejada en los recientes resultados electorales y llama a la comunidad internacional a brindar su apoyo a la nueva administración para avanzar en la instrumentación del Acuerdo.
“Colombia ha llegado al sexto año del Acuerdo de Paz, un logro del que no muchos países pueden alardear, eso es un motivo de optimismo”, dijo este jueves el jefe de la Misión de Verificación de la ONU en ese país en una conferencia de prensa en la sede de la Organización en Nueva York.
EL BALANCE
Carlos Ruiz Massieu habló con los
periodistas luego de presentar el informe trimestral del Secretario General
sobre Colombia al Consejo de Seguridad, en una sesión donde también se expuso
el informe final de la Comisión de la Verdad de ese país.
Frente al Consejo, igual que más tarde
ante la prensa, Ruiz Massieu destacó el compromiso del gobierno entrante, con
el presidente electo Gustavo Petro a la cabeza, de profundizar en la
implementación integral del Acuerdo de Paz, y de buscar soluciones negociadas
-tanto políticas como judiciales- con los actores armados ilegales restantes,
en lo que ha denominado la búsqueda de la “paz total”.
El representante de la ONU en Colombia
indicó que en una reunión con Petro hace dos semanas, el mandatario electo le
aseguró que “la paz sería una piedra angular de su gobierno y que contaba con
el apoyo de las Naciones Unidas”. Además, Petro ha llamado insistentemente a la
unidad nacional, agregó.
RAZONES PARA EL OPTIMISMO, PERO LA VIOLENCIA CONTINÚA
“La administración entrante [que asumirá
el poder el 7 de agosto próximo] tiene una tremenda oportunidad y
responsabilidad para acelerar la implementación del Acuerdo de Paz. Hay buenas
razones para el optimismo, y creo que las Naciones Unidas y la comunidad
internacional deberían hacer todo lo posible para brindar su apoyo”, enfatizó
Ruiz Massieu.
El enviado celebró los resultados
electorales, subrayando que reflejan cada vez más la diversidad de la vibrante
sociedad del país y que incluirá la mayor proporción de mujeres, con cerca del
30% de los legisladores.
Ruiz Massieu matizó, no obstante que si
bien hay motivos para el aliento, la violencia contra las comunidades, líderes
y excombatientes continúa, por lo que instó a garantizar su seguridad a través
del Acuerdo de Paz. Detalló, por ejemplo, que más de mil líderes sociales y 331
excombatientes han sido asesinados desde la firma del Acuerdo, citando que en
las últimas dos semanas fueron abatidos cuatro excombatientes más.
HALLAZGOS DOLOROSOS
Por su parte, el presidente de la
Comisión de la Verdad, el padre Francisco De Roux Rengifo, habló al Consejo de
Seguridad de los dolorosos hallazgos sobre las causas y efectos del conflicto
incluidos en el informe final de la Comisión.
El religioso recordó que en la guerra
civil de Colombia, el 80% de los muertos fueron civiles. “Miles de jóvenes
colombianos de los dos lados del conflicto enfrentados en una guerra siempre
inútil”, denotó.
Las cifras de la Comisión de la Verdad,
cuyo objetivo es la reconciliación del país, indican que los 60 años que duró
el conflicto armado dejaron 50.770 secuestros, 121.768 desapariciones, 450.664
asesinatos y 7,7 millones de personas desplazadas.
“EL NARCO SE METIÓ EN LA GUERRA”
De Roux Rengifo atribuyó en gran parte
la complejidad del conflicto colombiano a la participación flagrante de los
carteles de la droga. “El narco se metió en la guerra”, lamentó, resaltando el
gran poder que ha adquirido.
“El narcotráfico es la principal causa
de la guerra y sufrimiento en el país, está en el corazón de la corrupción e
impunidad en Colombia por el poder que tiene al someter con el dinero a
policías, jueces y políticos”, enfatizó.
El presidente de la Comisión reconoció
que su país produce el 70% de la cocaína en el mundo, “es una realidad muy
triste, estamos envenenando al planeta”, apuntó.
Desmantelar el narcotráfico sin una guerra
Es imperativo desmantelar el
narcotráfico, señaló De Roux Rengifo, pero no con una guerra. “Las guerras no
solucionan nada, lo sabemos después de 60 años. Perpetuar esa guerra es
acrecentarla”, aseveró.
Agregó que lo que hace falta son medidas
de investigación y proceso de justicia de “los capos del narcotráfico” por
medio de sistemas transicionales. “Hay que averiguar el entramado [del tráfico
de drogas], quiénes son sus amigos policías, jueces, empresarios,
funcionarios”, acotó.
El sacerdote afirmó que se trata de un
problema de salud pública y educación y además consideró que se debe integrar
esa economía “a procesos formales, regulación. Algo que sólo será posible en
colaboración con otros países”.
“Precisamos una transformación de la
lucha contra el narcotráfico, que no sea guerra”, insistió, “que no se siga
matando gente, que no mueran más campesinos”.
Los carteles ganan más dinero con la guerra en su contra
De Roux Rengifo advirtió que una guerra
armada contra los carteles de la droga sólo “eleva sus ganancias”, señalando
que “la intervención militar está incluida en el negocio y sus montajes para
corromper a cualquier fuerza que se acerque de manera armada. La justicia
transicional es el camino, antes de que se extradite a cualquier capo, éste
debe entregar la verdad a fondo, se le debe exigir reparación a las víctimas y
entrega de capitales al Estado”, explicó.
Una vez más, el presidente de la
Comisión manifestó su convicción “de que los caminos de la guerra deben
terminarse”, agregando que “desde el dolor de las víctimas, estamos convencidos
de que Colombia tiene que avanzar en el camino de la paz y quisiéramos un
ejército para la paz y una policía para los ciudadanos”, recalcó y confió en
que el presidente Petro seguirá un camino en esa dirección. De Roux Rengifo
previó que el de Colombia “será un proceso de paz largo”, pero lo importante es
que el Acuerdo de Paz está centrado en las víctimas, añadió.
Tras la elaboración del informe final de la Comisión de la Verdad, una misión de monitoreo dará seguimiento a las recomendaciones durante siete años con financiamiento del gobierno colombiano y, quizá, de la comunidad internacional, concluyó el padre De Roux Rengifo.
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