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Pilares y líneas de acción para los sistemas de salud integrados y centrados en las personas y las comunidades (III)

Tercera parte de este estudio cuyo objetivo es facilitar la transformación de los sistemas de salud, en su mayoría fragmentados y con enfoque biomédico para una atención individual y episódica de enfermedades hacia sistemas con un enfoque social adaptativo complejo, con las personas y las comunidades como sujetos principales y protagónicos del cuidado.


Este documento de posicionamiento del grupo de trabajo latinoamericano de la Fundación Internacional para los Cuidados Integrados (IFIC, por su sigla en inglés) fundamenta por qué los servicios integrados no solo deben estar centrados en las personas, sino también en las comunidades.

A través de líneas de acción basadas en nueve pilares de los cuidados integrados, convoca a fortalecer la comunicación y la cooperación de diversos actores de América Latina, incluidas redes académicas y gestores, proveedores de salud y la sociedad civil.

AMÉRICA LATINA Y SUS SISTEMAS DE SALUD (II)

En América Latina, es imperativo que los servicios de atención y cuidados en salud estén centrados en las personas, con un enfoque social adaptativo complejo y desde una perspectiva relacional, poblacional, plurinacional y territorial que incorpore en los modelos de atención, los cuidados de las familias y las comunidades, teniendo en cuenta su diversidad y participación efectiva.

Por ello, se propone que esta centralidad en las personas no solo sea de una manera individual, sino que, fundamentalmente, se dé en el contexto de las comunidades en las que las personas están relacionadas. Esto es de particular relevancia en la Región, dado los determinantes sociales de la salud como la exclusión social, la falta de garantía efectiva del derecho a la salud especialmente de los pobres, indígenas y mujeres, las barreras de accesos a servicios integrales de calidad, el profundo desequilibrio de poder entre los ciudadanos y los demás actores de los servicios de salud.

Todo esto se suma a que la participación social en salud es más bien formal, utilitarista y clientelar y a que los sistemas de salud suelen estar cooptados por distintos intereses corporativos, comerciales o ideológicos, que los descentran de las necesidades de las personas.

Desde esta mirada, los servicios integrados y centrados en las personas y las comunidades (SICPyC) son aquellos gestionados y dispensados de tal manera que las personas reciben servicios sin quiebre de la continuidad, entre la acción intersectorial, las actividades comunitarias de organización y transformación social.

Incluyen la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, el diagnóstico, el tratamiento y la gestión de las enfermedades, la rehabilitación y la atención paliativa, todo ello de forma coordinada entre los diferentes eslabones y centros de atención en salud y social de las redes del sector de la salud y más allá de él, es decir intersectorial. Además, se consideran sus necesidades a lo largo de todo el curso de vida, con perspectiva de género, de interculturalidad, de respeto a la diversidad y a la autonomía, y participación de las personas y los colectivos.

El concepto de SICPyC es la forma de comprender y practicar las acciones en salud de manera holística, que involucra a las personas, los cuidadores, las familias y las comunidades como partícipes protagónicos de sistemas de salud que generan confianza y que están organizados no tanto en función de enfermedades, sino de las necesidades integrales de las personas, respetando las preferencias sociales y culturales.

Exige también que personas, familias y comunidades reciban la información y la asesoría que necesitan para tomar decisiones, actuar de manera efectiva en las causas de los problemas, participar en su propia atención y que los cuidadores y trabajadores de la salud estén en condiciones de aportar en todo su potencial dentro de un entorno de trabajo favorable.

Se trata de un concepto más sistémico que la mera definición de un modelo de atención para el primer nivel y más amplio que “centrado en el paciente”, en la medida que trasciende la consulta clínica episódica y el paradigma biomédico hegemónico para englobar también la salud de las personas en su propia familia y comunidad, y la crucial función que desempeña la población en la configuración de la política de salud y de los servicios de salud.

La pandemia de Covid-19 ha visibilizado todas las debilidades de los sistemas de salud de América Latina. Los costos humanos, económicos y sociales son masivos y profundos, y los altos niveles de desigualdad han causado un efecto negativo mayor que en otras partes del mundo (30); esto obligará a un esfuerzo adicional para transformar los sistemas de salud hacia los SICPyC.

Espere en nuestra próxima entrega la propuesta desde servicios integrados centrados en las personas y las comunidades.

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