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SERIE: Equidad y vulnerabilidad en salud en el acceso a vacunas contra el Covid-19 (I)

Primera parte de este estudio en el que se busca evaluar la equidad como principio rector de la vulnerabilidad en el marco del acceso a vacunas contra el virus en el continente.


En un contexto de pandemia marcado por aspectos como el negacionismo, las noticias falsas y el movimiento antivacunas, las investigadoras Paula de Castro-Nunes y Gizele da Rocha Ribeiro destacaron que es fundamental discutir la equidad acceso a los servicios de salud y la adquisición y distribución de vacunas, insumos estratégicos y fundamentales en la asistencia a pacientes infectados con síndrome respiratorio agudo severo causada por el coronavirus y señalaron que para que el control de la pandemia sea efectivo, los gobiernos deben garantizar acceso universal y oportuno a las vacunas a través de un esfuerzo global de confrontación conjunta.

EQUIDAD Y VULNERABILIDAD EN SALUD

El principio de equidad en salud está ligado a la discusión sobre la justicia social según la teoría de la justicia de Rawls, que implica la heterogénea disponibilidad de cuidados y acciones de salud para cada ciudadano según sus necesidades, con el objetivo de homogeneizar las condiciones sociales, ambientales y económicas.

La equidad en salud fue recogida en la declaración universal de los derechos humanos y se convirtió en fundamental, ya que es uno de los principios estructurales de los sistemas universales de salud. El concepto ha ganado relevancia en el debate del sector salud como objetivo a alcanzar para asegurar la mejora efectiva de las condiciones de salud de la población y ha sido empleado ante la urgencia de reducir las desigualdades, aumentar la resiliencia como la capacidad del sistema para responder y, sobre todo, para enfrentar la pandemia.

Las políticas equitativas son un medio para lograr igualdad. Desde esta perspectiva, se puede pensar en la integración de iniciativas tales como más rápidas, más efectivas y mayor escala de vacunas contra el Covid-19 para los más necesitados, en acciones que apunten a lograr la igualdad de condiciones.

Esto favorecería una distribución más igualitaria entre individuos y grupos sociales vulnerables, con una visión utópica una situación de homogeneidad en la que todos tendrían acceso a oportunidades más justas y éticas para lograr la inmunización.

A su vez, la vulnerabilidad en salud puede entenderse como un conjunto de factores biológicos/individuales, programáticos/institucionales, sociales y epidemiológicos cuya interacción aumenta o reduce el riesgo o la protección de un individuo o población frente a una enfermedad o afección en particular.

El concepto predispone a la construcción de políticas enfocadas en las necesidades de salud, mapeando situaciones individuales de vulnerabilidad y social y realizando diagnósticos sobre estas condiciones. La vulnerabilidad está presente en varios niveles y es un problema central de la reflexión propuesta en este trabajo.

Desde el nivel individuo (microesfera) al nivel de países y regiones del mundo (macro), la vulnerabilidad es un tema importante sobre el que reflexionar. Países con producto interior bruto (PIB) menor ingreso per cápita e índice de desarrollo humano (IDH) son más vulnerables y enfrentan condiciones desfavorables para la negociación y compra de vacunas.

Siguiendo esta línea de razonamiento, a nivel individual, las personas en situación más vulnerable, con bajos ingresos y escolaridad y poca o no garantía de medidas básicas de higiene, clara mayor dificultad para acceder a los servicios de salud en general y específicamente a la vacuna, tienen peores condiciones para enfrentarse al Covid-19 y, en consecuencia, tienen mayor riesgo de enfermedad y muerte.

El control de la pandemia solo será posible con esfuerzos conjuntos, particularmente cuando una parte sustancial de la población mundial está vacunada. A pesar del avance de vacunación en el mundo, hasta septiembre de 2021, más del 80 por ciento de las vacunas se habían administrado en países ricos o de bajos ingresos promedio, con menos del 1 por ciento aplicado en países pobres, lo que demuestra el monopolio y destaca la inequidad en la adquisición y acceso a vacunas.

MECANISMO COVAX

En septiembre de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS), considerando la posibilidad de inequidad en la compra y distribución de métodos de diagnóstico, tratamientos y vacunas contra el Covid-19 a nivel mundial, anunció el Mecanismo COVAX, cuyo objetivo es asegurar la equidad en el acceso vacunas a los pobres, los países en desarrollo y la mayoría vulnerabilidad.

COVAX reúne a gobiernos, organizaciones globales proveedores de atención médica, fabricantes, científicos y la sociedad civil para apoyar investigación y desarrollo y fabricación de vacunas, además de la compra conjunta de inmunobiológicos, ampliando el poder de comercio a precios reducidos.

En ese sentido, una declaración conjunta firmada por los líderes de la OMS, la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial expresaron el compromiso con la equidad en el acceso a vacunas, terapias y diagnóstico de Covid-19 en países en desarrollo para superación de la pandemia.

Con respecto a esta declaración, el Centro de Relaciones Sanitarias Internacionales de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), de Brasil, en su último informe de salud y diplomacia en salud, destacó la preocupación de las entidades con la inequidad entre países ricos y pobres en cuanto a el despliegue mundial de vacunas contra el Covid-19.

El documento señala que en economías avanzadas, más del 60 por ciento de la población está completamente vacunada, y algunos reciben vacunas de refuerzo, mientras que en los países de bajos ingresos, menos del 2 por ciento de la población estaría totalmente vacunada.

De acuerdo a lo que expresan los firmantes, la pandemia sigue siendo el mayor riesgo para la salud económica, y su impacto se ve agravado por el acceso desigual a las vacunas, pruebas, tratamientos y EPI. Por eso es importante llegar a objetivos mundiales para vacunar al menos al 40 por ciento de las personas en todos países a finales de 2021 y el 70 por ciento a mediados de 2022.

Desde el punto de vista de una respuesta global, cabe señalar que la inequidad en el acceso es considerada una cuestión moral y ética y que nuevas variantes pueden surgir y extenderse rápidamente, como ha venido ocurriendo hasta ahora.

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