Investigaciones recientes sugieren que comer una dieta rica en alimentos ultraprocesados es perjudicial para el cerebro que envejece al ser un factor de riesgo para el deterioro cognitivo, aunque los datos sobre sus efectos en el cerebro son escasos.
Los resultados del Estudio Longitudinal
de Salud del Adulto Brasileño (ELSA-Brasil), que incluyó a participantes de 35
años o más, mostraron que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados se
asoció significativamente con una tasa más rápida de disminución de la función
cognitiva tanto ejecutiva como global.
GENERALIDADES DE LOS HALLAZGOS
“Según estos hallazgos, los médicos podrían
aconsejar a los pacientes que prefieran cocinar en casa [y] elegir ingredientes
más frescos en lugar de comprar comidas preparadas y refrigerios”, dijo a
Medscape Noticias Médicas la coinvestigadora, Natalia Goncalves, Ph. D., de la
Facultad de Medicina de la Universidade de São Paulo, en San Pablo, Brasil.
Presentados en la Alzheimer’s
Association International Conference (AAIC) de 2022, los hallazgos se alinean
con los de un estudio publicado la semana pasada en Neurology. Como informó en
su momento Medscape Noticias Médicas, ese estudio vinculó una dieta alta en
alimentos ultraprocesados con un mayor riesgo de demencia.
AUMENTO DEL CONSUMO MUNDIAL
Los alimentos ultraprocesados están
altamente manipulados y formulados con ingredientes añadidos, que incluyen
azúcares, grasas y sal, y son bajos en proteínas y fibra. Los ejemplos de
alimentos ultraprocesados incluyen refrescos, papas fritas, chocolate, dulces,
helados, cereales de desayuno endulzados, sopas envasadas, nuggets de pollo,
hot dogs, papas fritas y muchos más.
Durante los últimos 30 años, ha habido
un aumento constante en el consumo de alimentos ultraprocesados en todo el
mundo. Se cree que inducen inflamación sistémica y estrés oxidativo, y se han
asociado con una variedad de problemas de salud, como sobrepeso/obesidad,
enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Para investigar, Goncalves y sus
colaboradores evaluaron datos longitudinales de 10.775 adultos (edad promedio:
50,6 años; 56% mujeres; 55% blancos) que participaron en el estudio
ELSA-Brasil. Fueron evaluados en tres oleadas (2008-2010, 2012-2014 y
2017-2019).
La información sobre la dieta se obtuvo
a través de cuestionarios de frecuencia de alimentos e incluyó información
sobre el consumo de alimentos no procesados, alimentos mínimamente procesados y
alimentos ultraprocesados. Los participantes se agruparon según los cuartiles
de consumo de alimentos ultraprocesados (de menor a mayor). El rendimiento
cognitivo se evaluó utilizando una batería estandarizada de pruebas.
DISMINUCIÓN SIGNIFICATIVA
Utilizando modelos lineales mixtos que
se ajustaron por variables sociodemográficas, de estilo de vida y clínicas, los
investigadores evaluaron la asociación de los alimentos ultraprocesados
dietéticos como un porcentaje del total de calorías diarias con el rendimiento
cognitivo a lo largo del tiempo.
Durante una mediana de seguimiento de
ocho años, la ingesta de alimentos ultraprocesados en los cuartiles 2 a 4
(frente al cuartil 1) se asoció con una disminución significativa en la
cognición global y la función ejecutiva.
“Los participantes que reportaron un
consumo de más de 20 por ciento de las calorías diarias de alimentos
ultraprocesados tuvieron una tasa de deterioro cognitivo global 28 por ciento
más rápida y una disminución de la función ejecutiva 25 por ciento más rápida
en comparación con aquellos que informaron comer menos de 20 por ciento de las
calorías diarias de alimentos ultraprocesados”, informó Goncalves.
“Considerando a una persona que come un
total de 2.000 kcal al día, 20 por ciento de las calorías diarias de los
alimentos ultraprocesados son alrededor de dos barras de obleas con chocolate
(KitKat) de 42,54 g o 5 rebanadas de pan o cerca de un tercio de un paquete de
papas fritas de 240 g”, explicó el investigador, quien anotó que las razones
por las que los alimentos ultraprocesados pueden dañar el cerebro siguen siendo
un “tema muy relevante, pero aún no bien estudiado”.
Las hipótesis incluyen efectos
secundarios de lesiones cerebrovasculares o procesos inflamatorios crónicos. Se
necesitan más estudios para investigar los posibles mecanismos que podrían
explicar el daño de los alimentos ultraprocesados en el cerebro, indicó.
“PREOCUPANTE PERO NO SORPRENDENTE”
Al comentar sobre el estudio para
Medscape Noticias Médicas, Percy Griffin, Ph. D., director de compromiso científico
de la Alzheimer’s Association, dijo que hay “evidencia creciente de que lo que
comemos puede afectar nuestro cerebro a medida que envejecemos”.
Agregó que muchos estudios previos han
sugerido que es mejor para el cerebro llevar una dieta balanceada y saludable
para el corazón que sea baja en alimentos procesados y alta en alimentos
integrales y nutritivos, como verduras y frutas.
“Estos nuevos datos de la Alzheimer’s
Association International Conference sugieren que comer una gran cantidad de
alimentos ultraprocesados puede acelerar significativamente el deterioro
cognitivo”, señaló Griffin, quien no participó en la investigación.
Agregó que un aumento en la
disponibilidad y el consumo de comidas rápidas, alimentos procesados y
alimentos ultraprocesados se debe a una serie de factores socioeconómicos,
incluido el bajo acceso a alimentos saludables, menos tiempo para preparar
alimentos desde cero y no poder comprar alimentos integrales.
“Los alimentos ultraprocesados
constituyen más de la mitad de las dietas estadounidenses. Es preocupante pero
no sorprendente ver nuevos datos que sugieren que estos alimentos pueden
acelerar significativamente el deterioro cognitivo”, observó el Dr. Griffin.
“La buena noticia es que hay pasos que
podemos tomar para reducir el riesgo de deterioro cognitivo a medida que
envejecemos. Estos incluyen comer una dieta balanceada, hacer ejercicio con
regularidad, dormir bien, mantener la mente activa, protegerse de lesiones en
la cabeza, no fumar y mantener la salud cardiovascular”, agregó.
Investigaciones anteriores sugirieron que el mayor beneficio es participar en combinaciones de estos cambios en el estilo de vida y que son beneficiosos a cualquier edad, anotó. “Incluso si comienza con una o dos acciones saludables, se está moviendo en la dirección correcta. Nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para incorporar estos hábitos en su vida”, concluyó Griffin.
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