Frente al debate que se viene dando desde hace algunos años en razón a la nueva carga impositiva para estos productos, y que revivió con la entrada del nuevo gobierno, estudios y expertos apoyan la iniciativa.
En 2016 la Universidad de Los Andes
publicó una nota de política que expuso las conclusiones de la revisión de la
evidencia científica, nacional e internacional, por parte de los autores sobre
la implementación de un impuesto a las bebidas azucaradas (BA), que incluyen
bebidas gaseosas y jugos o néctares con azúcares añadidos en Colombia, y provee
recomendaciones de política para la discusión sobre la inclusión de un impuesto
a estas bebidas en una reforma tributaria. En línea con esto, en días pasados
un docente de dicha alma mater entregó una perspectiva actualizada
PRINCIPALES RESULTADOS
En el estudio académico se realcionan
los resultados de una búsqueda, donde se encontró un amplio cuerpo de la
evidencia que sustenta el efecto que un impuesto a las BA tiene en el sobrepeso
y la obesidad.
El impuesto a las BA es efectivo en
reducir la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños, adolescentes y adultos
en magnitudes que oscilan entre 3 % y 4 %. El efecto estimado del impuesto es mayor
que el de otras intervenciones en sobrepeso y obesidad, además de no
representar una carga fiscal como otras intervenciones en sobrepeso y obesidad,
indica el documento.
Dada la naturaleza poblacional del
impuesto, los efectos esperados del mismo pueden tener grandes implicaciones en
términos de carga de enfermedad, pues cambios pequeños en el nivel individual generan
grandes cambios a nivel poblacional.
Para los investigadores, el impuesto no
solo tiene un efecto importante en el consumo a través de los precios, también
genera un cambio en la norma social. La existencia del mismo hace consciente a
las personas de que el bien consumido puede producir enfermedades y, como tal,
contribuye a modicar sus preferencias y gustos, como ha ocurrido con otros
productos, como el tabaco y el alcohol.
Por tanto, se recomendó dentro de las políticas
públicas disponibles orientadas a prevenir el sobrepeso y la obesidad, los
impuestos son la medida que mayor impacto poblacional pueden lograr como intervención
aislada y, a través de las sinergias, pueden complementar otras intervenciones.
El sobrepeso y la obesidad son
condiciones complejas y multifactoriales que, a diferencia de otros problemas
en salud pública, no se pueden resolver con una sola intervención y, por tanto,
necesitan una aproximación desde múltiples ángulos.
Esto implica que el impuesto a las
bebidas azucaradas no debe ser la única estrategia a seguir. Sin embargo, hay argumentos
para considerar que el impuesto a las BA es costo-efectivo y es la alternativa
más equitativa disponible.
Un trabajo, realizado por algunos de los
autores del estudio, señala que un impuesto de 500 pesos por litro en Colombia
reduciría en 5 por ciento el sobrepeso en hogares de bajos ingresos. El mismo
estudio muestra que un impuesto equivalente al 20 por ciento del precio nal a
las BA reduciría el consumo de las mismas en 20 por ciento e incrementaría el
consumo de agua en 4,6 por ciento.
PERSPECTIVAS DE UN EXPERTO
En concordancia con lo anterior el profesor de
la Facultad de Medicina de Los Andes, Luis Jorge Hernández, entregó una
perspectiva sobre esta iniciativa que está cada vez más cerca de ser adoptada
en el país.
El docente señaló que el impuesto a las
bebidas azucaradas es una medida costo efectiva porque sirve para disminuir el
consumo de alimentos obesogenicos, además de que aumenta la recaudación de
impuestos, por lo que lo calificó como “un impuesto saludable”.
El científico recordó que la primera
causa de morbimortalidad en Colombia es la enfermedad cardiovascular,
materializada en la hipertensión, el infarto agudo al miocardio y también la
enfermedad cerebrovascular. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo,
la mayoría de veces por falta de ejercicio y malnutrición.
A nivel internacional, señaló el
experto, se ha visto que el impuesto a las bebidas azucaradas sirve porque
disminuye el consumo de bebidas o alimentos obesogénicos. Sin embargo, tuvo en
cuenta que está estrategia sola no sirve pero es útil.
Por lo tanto debe acompañarse de otras
estrategias debido a que son varios los determinantes que producen enfermedad
cardiovascular y enumero condiciones de calidad de vida calidad como el aire,
el mejoramiento de los entornos, la seguridad alimentaria, el estrés
psicosocial, entre otros.
Lo otro que es importante implementar, a
juicio del catedrático, es el rotulado ortogonal de los alimentos, el cual ya
existe en países como Chile, México y los de la Unión Europea.
“Nosotros estamos en mora de implementar todas las estrategias para disminuir la primera causa de morbimortalidad en Colombia por enfermedad cardiovascular, el principal factor de riesgo es el sobrepeso y la obesidad. Niños, niñas, adolescentes y adultos están padeciendo esto”, concluyó Hernández.
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