Recientemente se realizó una visita de reconocimiento al páramo de Chingaza, cerca al lugar donde hace algunas semanas se produjo el ataque de un oso a un ternero, cuyas imágenes fueron difundidas en redes sociales.
Al encontrar vacas y terneros neonatos andando sin supervisión o contención en zonas donde se detectó la presencia de osos andinos, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) hizo un llamado a los productores pecuarios y campesinos que habitan en zonas cercanas al hábitat del oso andino en el departamento a mejorar sus prácticas productivas y de tenencia de ganado para minimizar el riesgo de encuentros con esta especie silvestre y evitar los ataques.
EL CONCEPTO TÉCNICO
Ante esta situación, Leonardo Martínez,
biólogo de la Dirección de Evaluación, Seguimiento y Control Ambiental de la
CAR Cundinamarca y quien lideró la inspección, pidió a los productores
pecuarios que se encuentran en zonas cercanas a los hábitats de depredadores
como el oso, a que tengan un manejo adecuado de sus animales.
“Los invitamos a que mantengan su ganado
contenido en potreros, cerca de las viviendas y con cercamientos en buen
estado, evitando que caminen libremente por terrenos donde habitan y transitan
especies silvestres como el oso andino”, dijo.
Según la Corporación, este tipo de
ataques son poco frecuentes en el territorio, y cuando ocurren, son propiciados
por un manejo inadecuado de los animales de producción al permitir que deambulen
libremente e ingresen a las áreas de reserva, bosques o zonas aledañas a
quebradas o riachuelos por donde deambula el oso durante su migración entre
páramos.
“Recomendamos también mantener un
control sobre los partos o abortos espontáneos que pueda tener el ganado,
animales enfermos, heridos o moribundos que atraigan la atención de los osos,
que son carroñeros más que cazadores”, recalcó el biólogo de la entidad.
De acuerdo con el funcionario, a la
fecha no hay registro de ataques a personas por parte del oso y resaltó que, a
pesar de ser una especie curiosa e interesada por explorar su entorno, evita
interactuar con el ser humano y se muestra temerosa ante su presencia, huyendo
u ocultándose.
“No hay que tener temor a la presencia
del oso ya que es un animal muy tranquilo. Sin embargo, recomendamos a quienes
lo avisten no interactuar con él, abstenerse de acercarse a abrazarlo o tocarlo
y mucho menos agredirlo”, añadió el profesional.
UNA ESPECIE VALIOSA
Según la CAR, el oso de anteojos u oso
andino es uno de los mamíferos más grandes que se encuentra en la cordillera de
Los Andes y el único úrsido presente en Suramérica.
“Es una especie sombrilla, importante
para la conservación y funcionamiento de los ecosistemas donde habita, ya que
contribuye a la dispersión de semillas, al nacimiento de nuevas fuentes de
alimento para otras especies y a la protección de las fuentes hídricas que
abastecen los centros urbanos y rurales de la jurisdicción”, destacó Martínez.
En el territorio CAR el oso se encuentra
en los páramos y en el bosque alto andino, por donde migra en búsqueda de
alimento recorriendo grandes distancias. Ha sido avistado en la ruralidad de
Bogotá y los municipios de La Calera, Guatavita, Sesquilé, Macheta, Pasca,
Cabrera y San Bernardo, en áreas aledañas a los páramos de Sumapaz, Chingaza y
Rabanal.
La entidad le recordó a la comunidad que
esta especie se encuentra protegida por la norma ambiental y penal colombiana
por lo que atentar contra ella conlleva sanciones penales y multas.
También reiteró su compromiso en asesorar a los productores en la adopción y mejoramiento de las prácticas productivas y de tenencia de ganado para evitar incurrir en situaciones que pongan en riesgo al oso andino.
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