En el primer año de la pandemia de COVID-19, la prevalencia global de ansiedad y depresión aumentó en un 25 %, según un informe científico publicado hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El informe también destaca quién se ha visto más afectado y resume el efecto de la pandemia en la disponibilidad de servicios de salud mental y cómo ha cambiado esto durante la misma.
PREOCUPACIONES
Las
preocupaciones sobre posibles aumentos en las condiciones de salud mental ya
habían llevado al 90% de los países encuestados a incluir la salud mental y el
apoyo psicosocial en sus planes de respuesta al Covid-19, pero aún persisten
importantes brechas y preocupaciones.
“La información
que tenemos ahora sobre el impacto de COVID-19 en la salud mental del mundo es
solo la punta del iceberg”, dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director
General de la OMS. “Esta es una llamada de atención a todos los países para que
presten más atención a la salud mental y hagan un mejor trabajo para apoyar la
salud mental de sus poblaciones”.
MÚLTIPLES FACTORES DE ESTRÉS
Una de las
principales explicaciones del aumento es el estrés sin precedentes causado por
el aislamiento social resultante de la pandemia. Vinculado a esto estaban las
limitaciones en la capacidad de las personas para trabajar, buscar el apoyo de
sus seres queridos y participar en sus comunidades.
La soledad, el
miedo a la infección, el sufrimiento y la muerte de uno mismo y de los seres
queridos, el dolor después del duelo y las preocupaciones financieras también
se han citado como factores estresantes que conducen a la ansiedad y la
depresión. Entre los trabajadores de la salud, el agotamiento ha sido un
desencadenante importante de pensamientos suicidas.
LOS JÓVENES Y LAS MUJERES MÁS AFECTADOS
El informe, que
se basa en una revisión exhaustiva de la evidencia existente sobre el impacto
de COVID-19 en la salud mental y los servicios de salud mental, e incluye
estimaciones del último estudio Carga mundial
de Morbilidad
(Global Burden of Disease en inglés), muestra que la pandemia ha afectado la
salud mental de jóvenes y que corren un riesgo desproporcionado de
comportamientos suicidas y autolesivos.
También indica
que las mujeres se han visto más afectadas que los hombres y que las personas
con condiciones de salud física preexistentes, como asma, cáncer y enfermedades
cardíacas, tenían más probabilidades de desarrollar síntomas de trastornos
mentales.
Los datos
sugieren que las personas con trastornos mentales preexistentes no parecen ser
desproporcionadamente vulnerables a la infección por COVID-19. Sin embargo,
cuando estas personas se infectan, es más probable que sufran hospitalización,
enfermedades graves y la muerte en comparación con las personas sin trastornos
mentales. Las personas con trastornos mentales más graves, como psicosis, y los
jóvenes con trastornos mentales corren un riesgo especial.
BRECHAS EN EL CUIDADO
Este aumento en la prevalencia de los problemas de salud mental ha coincidido con graves interrupciones en los servicios de salud mental, lo que deja enormes lagunas en la atención de quienes más la necesitan.
Durante gran parte de la pandemia, los
servicios para afecciones mentales, neurológicas y por consumo de sustancias
fueron los más interrumpidos entre todos los servicios de salud esenciales
informados por los Estados Miembros de la OMS. Muchos países también informaron
de importantes interrupciones en los servicios de salud mental que salvan
vidas, incluida la prevención del suicidio.
A fines de 2021,
la situación había mejorado un poco, pero hoy en día demasiadas personas siguen
sin poder obtener la atención y el apoyo que necesitan para las afecciones de
salud mental preexistentes y las nuevas.
Al no poder acceder a la atención presencial, muchas personas han buscado apoyo en línea, lo que indica una necesidad urgente de hacer que las herramientas digitales confiables y efectivas estén disponibles y sean fácilmente accesibles. Sin embargo, desarrollar e implementar intervenciones digitales sigue siendo un desafío importante en países y entornos con recursos limitados.

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