Con el sonido del bombo acompañando de barras de aliento
por parte de hinchas del Atlético Nacional, su música preferida sonando a todo
volumen en un Car Audio y la presencia de decenas de personas, fue despedido Jhon
Cristancho, el Dj asesinado bajo extrañas circunstancias en las primeras horas
del 2018.
60 horas después luego de escuchar la ensordecedora
detonación del disparo y Adrián viera cómo el hermano de su esposa caía frente
a sus ojos en el pasto aún mojado por la lluvia que pocos minutos antes acababa
de cesar, se cumplió lo que, en una noche de charla entre Jhon y Eddy, uno de
sus colegas Dj’s, se había concluido tener en común: una despedida y camino a
la última morada diferente.
Fue por eso que, horas después de enterarse Eddy de la
noticia, junto a Jhoan (otro Dj), crearon un grupo de WhatsApp que llegaron a
integrar 50 personas (entre los que se encontraban reconocidos miembros de la
escena de las mezclas musicales tales como Frank Moreno, Wilfor Durán y Willy
Flechas, este último muy admirado por Jhon y quien envió su saludo de
condolencia a la familia), las cuales empezaron a aportar ideas, entre ellas un
pendón, un vehículo blanco, la bombonera, un carro con sonido y un pedestal
floral que hiciera alusión a la grandes gustos del Gordo: el futbol y la música.
Todo se terminó planeando la noche anterior al entierro, sumando la idea de un
video.
Al día siguiente y después de superar dificultades para
conseguir el carro del sonido y el pedestal floral se organizó, para el camino
hacia la iglesia y el cementerio, un vehículo blanco encabezando la procesión
en señal de paz, seguido del car audio como complacencia al difunto, que era
llevado por sus familiares y amigos detrás del carro fúnebre, y seguido por más
de una decena de vehículos y poco más de medio centenar de personas.
Como se había planeado, fue en la entrada de la iglesia
que se recibió con el sonido del bombo y canticos barristas a Jhon, hasta que
entró para que le fuera celebrada la misa y terminada la misma, le dieran una
última despedida antes de continuar el recorrido al cementerio, durante el que
se unieron varios integrantes de la comunidad de moteros, invitados a la
despedida y quienes según lo planeado iban a cerrar algunas calles pero el
factor tiempo no lo permitió.
Jhon soñaba con que el día que le llevaran al cementerio
no hubiera llanto ni tristeza, sino que se le despidiera con alegría, con
música, con los cánticos con los que se alienta a su equipo del alma, y con la
voluntad de varias personas que le tuvieron gran estima, se realizó lo que se
llegó a denominar “caravana” y que sorprendió a varios transeúntes en el centro
de Facatativá.
Jhon Dee Jay, quien hiciera parte del staff de Fiebre
Total, el mix show de los fines de semana de la emisora facatativeña Radio
Unilatina (en la cual pudo cumplir su sueño de participar en cabina y a donde
llegaba siempre con gran emoción) se fue descansar en paz, no sin antes haber
disfrutado su vida al máximo durante los días previos a su inesperada muerte.
UNA IMPORTANTE TAREA CUMPLIDA CON ALEGRÍA
Muy temprano en la mañana del viernes, diciembre 29, Jhonathan
Alexander Cristancho Fuentes se levantó como de costumbre para ir a laborar,
pero antes de partir al trabajo, le recordó a la señora Clara, su madre, que
ese día era el cumpleaños del pequeño David, el nieto de la señora Clara y
único hijo de Jhon, pero dado que estaba llegando tarde del trabajo y que el
día siguiente lo tendría compensatorio, postergaron la fiesta.
Y así fue. En la mañana del sábado estuvo comprando todo
lo necesario para el festejo de cumpleaños del pequeño David en el centro de
Facatativá. Pescado, bombas, confites, entre otros artículos adquirió Jhon
junto a la señora Clara para posteriormente arreglarlo y preparado todo para la
celebración, que terminó llevándose a cabo en el trancurso de la tarde en la
casa paterna, lugar en el cual Jhon se despidió de su familia para irse a
trabajar a uno de los bares de la Zona de rumba del municipio luego de preparar
como de costumbre sus sesiones para el toque, una vez terminada la fiesta de
cumpleaños.
Desde entonces no se supo nada del “Gordo”(como también
era conocido), salvo que estuvo departiendo después de su jornada como Dj con
unos amigos y conocidos durante el resto de la madrugada, el día y buena parte
de la noche del diciembre 31, entre los barrios Chicuaza y Santa Rita.
LAS ÚLTIMAS HORAS DE ALEGRÍA Y VIDA
Aproximadamente a las 11:00 p.m del 31 de diciembre, Jhon
llegó con un litro de aguardiente al apartamento en el que convivía con una de sus
hermanas y el esposo en el barrio El Jardín. En la vivienda se encontraban
además de las dos personas con las que convivía, su hermano mayor (un
integrante de las Fuerzas Militares) junto a su pareja.
-Vamos a tomar- le dijo con alegría Jhon a sus
familiares, a lo que su cuñado asintió y por pedido del Gordo abrió el litro de
aguardiente y la parte de la familia que se encontraba allí reunida se dispuso
a la charla.
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Medios de comunicación impresos dieron a conocer las primeras informaciones. |
En medio de la conversación, el Dj sacó su celular y le
envió un mensaje a su señora madre, quien había intentado comunicarse con él
durante la mañana en razón a que el pequeño David tenía planeado recibir el año
nuevo con su padre y no ir a la casa de su bisabuelo (abuelo de Jhon), en donde
se reunieron para recibir el 2018 don Manuel (padre de Jhon), la señora clara, David
y un par de familiares más. Al recibir el mensaje la madre de Jhon sólo pudo
desear que estuviera bien e invocar la protección de Dios para su hijo en
cualquier parte que estuviera.
A las doce de la noche, Jhon de manera inédita se retiró
a una esquina de la sala y se arrodilló para orar. Frente al asombro de los
presentes, antes de levantarse le dio dos palmadas al piso con sus manos.
-Este año no fue el mejor pero el que llega va a ser del
putas- le dijo el Gordo a sus familiares cuando ya se hubo puesto en pie. El
festejo familiar continuó con unos minutos más de charla, abrazos, buenos
deseos, mensajes de parte de él por medio de WhatsApp a sus allegados y la
cena.
Dentro de las personas a las Jhon que se encontraba
enviándoles mensajes, estaba Patricia, la mujer con quien según le manifestó él
a ella, quería empezar el año. Habían tenido una relación años atrás, pero al
parecer nunca habían dejado de quererse porque últimamente se comunicaban
constantemente, al punto que, en medio de su timidez y la alegría del
cumpleaños de su hijo, la llevó a la casa, sorprendiendo a la señora Clara,
quien la asumió como nuera.
Luego enviar el mensaje a Patricia, Jhon se sentó
nuevamente y continuó con la charla y en medio de ésta pidió una canción, la
cual, al sonar, el Gordo empezó a entonar con alegría hasta cuando sacó su
celular y mostró a su pequeño hijo, su motor, para comentar lo mucho que ha
crecido. Sus familiares le dijeron que estaba grande y se propusieron juntos
sacarlo adelante.
En el momento de la cena, al principio Jhon dijo no tener
hambre, pero luego, mientras su hermana terminaba de servir, pidió el último
plato de comida que consumiría en su vida, a raíz de que minutos después de ver
comiendo a sus familiares no pudo soportar el antojo.
Habiéndose cumplido la primera hora del año nuevo, el
Gordo convidó nuevamente a sus familiares (pues días antes ya lo había hecho) a
la tradicional fiesta en la casa de Camilo, otro reconocido Dj con el que había
fortalecido una cercana relación heredada de su hermano mayor, que había
compartido aula con el amigo y mentor de Jhon y quien precisamente los presentó,
por pedido de su hermano menor, que desde pequeño soñaba con ser Dj.
Pero la hermana del Gordo estaba cansada y quería
acostarse, mientras que su hermano rechazó amablemente la invitación porque
debía llevar a su pareja en la mañana al trabajo en vehículo y prefería estar
en condiciones para la prueba de alcoholemia.
A pesar de que Camilo vive cerca de ellos, el cuñado de Jhon
en un principio también declinó la invitación porque no tenía suficiente
dinero, pero el hermano mayor de Jhon y amigo de infancia de Camilo no quiso
dejarlo ir sólo y le prestó dinero al cuñado que en esas condiciones decidió ir
con él.
Sacaron una botella de aguardiente que había desde la
tarde en la nevera y bajaron del apartamento. De camino a la casa de Camilo,
antes de salir del barrio, se encontraron a la dueña de la casa y otros
vecinos, a quienes les fue brindado un trago por parte del “Gordo” hasta acabar
el litro, que ya estaba sus últimas copas, entregando la natural felicitación
de año nuevo.
Al llegar a la casa de Camilo, Jhon fue recibido por el
anfitrión y su familia como si llevaran buen rato esperándolo y de inmediato
comenzaron a departir dentro de la vivienda. Allí, Camilo le propuso a al
recién llegado encargarse de la animación mientras él, su mentor, se encargaba
de las mezclas musicales. John accedió sin problema y con entusiasmo.
Ya transcurrían los primeros 100 minutos de 2018 llenos
de alegría y animación. En la casa de Camilo (en la que se había programado la
fiesta hasta el amanecer) John y su cuñado, que le acompañaba, eran de los
pocos invitados ajenos a la familia.
En la cima de su alegría el Gordo logró levantar a todos
los presentes para bailar “el meneíto” y, habiendo terminado la coreografía, Jhon
regresó a la mesa a coger el micrófono y en ese instante Camilo le hizo un
juego de manos en la cara, hecho que disgustó al discípulo, quien tomó la
decisión de partir.
Entre tanto se devolvían de la reunión familiar en casa
del abuelo de Jhon los familiares que allí se encontraban y cerca del lugar de
los hechos dividieron caminos que llevaran a dos grupos a sus respectivos
hogares. Al llegar a casa, la señora Clara y don Manuel, sin imaginarse de lo
que se enterarían, terminaron su jornada como si nada. Recogieron a una hija y,
mientras que ella alistaba la cama, su esposo se disponía a guardar el
vehículo.
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Este pendón fue diseñado e impreso por dos hermanos Dj’s que actualmente coadministran un establecimiento de la Zona de Rumba del municipio. |
Al cruzar el umbral de la puerta de la casa de Camilo, el
mentor alcanzó a Jhon y le dijo que no se fuera, que no se “delicara” por eso,
que recordara que él también hacía chanzas y cómo así que no se iba a aguantar
una y, asestando tres cariñosas palmadas en la parte posterior del pómulo del
Gordo, terminó su intervención recibiendo como respuesta una sonrisa.
-De todas maneras, me voy-, dijo Jhon sin rastros de molestia,
aunque visiblemente agotado. Habló con una prima de Camilo, mientras que su
cuñado (quien no estuvo muy de acuerdo con la decisión y antes de salir de la
casa le pidió reconsidéralo teniendo en cuenta que él había tenido la idea de
celebrar allí) iba al baño y regresaba para coger rumbo hacia el hogar.
Teniendo en cuenta que le había sido prestado dinero por
el hermano mayor de John, Adrián propuso ya de camino a casa y a pocos metros
de la casa de Camilo, parar un taxi que los llevara hasta su vivienda. Al Dj no
le sonó la idea.
-No, si estamos a dos cuadras de la casa-, sostuvo Jhon
refiriéndose a que se encontraban cerca de su hogar, aproximadamente a 7
cuadras. -Más bien con ese dinero, más otro que reunamos, yo convoco un asado
con la familia y limamos todas las asperezas- replanteó mientras continuaban su
marcha, a lo que Adrián asintió.
Casi 100 metros más adelante, al pisar el parque, sonó la
detonación del proyectil. Al ver a su cuñado caer frente suyo, Adrián volteó la
mirada para buscar a los responsables y fijó la vista sobre dos sujetos que
iban alejándose sin prisa.
Apoyar la cabeza de su cuñado sobre su pierna, Adrián
sollozando le imploró que no se fuera a ir, que había un pequeño por el cual
luchar, y al ver que no tenía respuesta de Jhon, empezó a gritar para pedir
ayuda, alertando así la muerte de su cuñado.
Al lugar llegó un vecino que departía en una de las casas
cercanas y le indagó por el motivo del hecho dado que los había visto avanzar
tranquilamente. Le permitió hacer una llamada para contactar a la familia.
Nadie contestó en el momento.
Viéndolo inerte sobre el suelo, con resignación Adrián se
quitó su camisa, la puso sobre el rostro de Jhon y le pidió el favor al vecino
que había llegado que impidiera que le tomaran fotos a su cuñado, antes de
emprender la búsqueda de los asesinos, hasta alcanzarlos.
Al hacerles el reclamo, Adrián recibió como respuesta una
patada en la rodilla que lo tumbó, por parte del mayor de los sujetos. Acto
seguido, dicho sujeto incitó al menor a acabar también con la vida de Adrián,
lo que el joven procedió a hacer sin reparos.
-Agradezca que no tengo más tiros hijueputa-, escuchó luego
de las detonaciones fallidas Adrián de boca del hombre, quien junto a su
cómplice continuó la marcha. Con el corazón en la mano por haberse salvado, el
cuñado corrió.
La rumba continuaba en casa de Camilo, a donde llegó
Adrián con la mala noticia y con los responsables identificados, a quienes de
inmediato persiguieron hasta una casa en la que se refugiaron, sin embargo,
Camilo impidió a uno de los señalados cerrar la puerta y se quedó trancándola.
En medio de la desesperación y al ver la demora de la
llegada de la Policía y la falla en la comunicación con ésta, Adrián decidió
acabar con los vidrios de la casa en donde se refugiaban los asesinos y por las
mismas ventanas, ya sin vidrios, saltaron cerca de 8 personas que intentaron
lincharlo.
En esta ocasión a Adrián lo salvó la Policía que fue
informada por mismo Adrián del homicidio, señalando a los autores inmediatamente
llegaron los uniformados al sitio. Los hombres fueron capturados. Uno era el que
intentaba cerrar la puerta y forcejeaba con Camilo y el otro intentaba saltar a
una casa vecina.
Camilo, Adrián y los asesinos fueron subidos a la
patrulla y cuando le ubicaron a su lado al autor material, Adrián sólo escuchó
un “no me vaya a embalar, soy un menor de edad, no lo quería hacer” antes de
iniciar una reprimenda física en razón de lau impotencia que le causaba la
pérdida de su cuñado y que fue calmada por las autoridades, quienes bajaron a Camilo
de la parte delantera de la patrulla y permitieron que avanzara hasta el cuerpo,
mientras que Adrián ocupó el puesto del mentor de su cuñado, siendo así
separado de los señalados homicidas.
Ya habiendo terminado de alistar todo para acostarse,
doña Clara escuchó que golpeaban la puerta de la casa de enfrente con algo de
desespero, y luego escuchó que dirigían a quien golpeaba dicha puerta hacia la de
su casa, escuchado efectivamente a los pocos segundos varios golpes asestados
con fuerza.
Lo primero que pensó doña Clara fue que le iban a tumbar
la puerta y por lo mismo salió por la ventana algo apresurada y disgustada,
cuando al asomarse vio a Walter, otro amigo de su hijo, junto a su pareja, en
frente suyo con lágrimas en los ojos.
Al preguntar el motivo de su llanto, Walter le preguntó
por don Manuel, quien en ese momento terminaba de guardar el carro. Tras el
pedido en medio de sollozos de Walter, doña Clara bajó a la puerta ya con algo
de preocupación, sin imaginarse aun lo que estaba pasando.
Al abrir a la puerta, la madre de Jhon preguntó
nuevamente sobre lo que ocurría, cuando divisó a su esposo y a su hija voltear
la esquina, aproximándose hacia ellos y saludando a Walter.
-Don Manuel buenas noches, qué triste tener que darle la noticia,
pero acaban de matar a Jhon en El Prado- se escuchó de la voz de Walter,
seguido de los incrédulos alaridos y golpes en el suelo debido a los saltos de
la señora Clara, quien ni aún viendo el cuerpo de su hijo tendido sobre el
pasto minutos después al llegar al lugar del asesinato, lo podía creer.
Mientras tanto Adrián había sido llevado a la sub
Estación de Cartagenita, pero al llegar allí manifestó ser el responsable del
cuerpo y fue llevado nuevamente hasta el lugar de los hechos en el vehículo
oficial, mientras que los hombres fueron recluidos.
Allí se encontró con los demás familiares de John y con Camilo,
quienes se lamentaban alrededor del cuerpo, que había sido ya acordonado. En
medio de la furia y el dolor, doña Clara señaló a Camilo como el responsable de
la muerte (después se rectificó), le quitó el canguro que siempre se terciaba
su hijo en el tronco del cuerpo y se presentó ante las autoridades.
Del canguro que John cargaba y que fue recogido por su
madre, las autoridades sólo se llevaron la cédula y miraron lo que había en su
interior (un disco duro donde se almacenan los datos de la música, algunos
objeto personales y dinero) y, aunque informaron que éste debía ser entregado
para la cadena de custodia, no fue facilitado por la familia que tampoco se
quedó con el teléfono móvil del Dj, el cual se encontraba en uno de sus
bolsillos del pantalón y fue recogido por la autoridad.
Desde ese momento, la pregunta que se ha venido haciendo la
familia Cristancho Fuentes es cuál pudo ser el motivo del asesinato de este
integrante, si era bien conocido que no tenía rencillas con nadie y que era de
por sí un hombre introspectivo, poco expresivo con la gente y aunque tenía
muchos conocidos, era de pocos amigos entrañables.
Salvo el episodio con su mejor amigo, no había tenido
altercados con nadie en los últimos meses y ni siquiera él ni Adrián se habían
percatado durante el camino a casa de la presencia de los agresores, quienes no
tuvieron en ningún momento intención alguna de despojarlos de sus pertenencias.
UN HOMICIDIO SIN MOTIVO APARENTE
En la audiencia realizada días después, se corroboró que
el señalado de accionar el arma es un menor de 17 años de edad, a quien luego
de realizársele una prueba de criminalística le fueron encontrados restos de
pólvora en sus extremidades superiores.
El otro hombre sería tío del menor, tendría
aproximadamente 25 años de edad y sería quien animó al joven a accionar el
arma, luego de que estuvieran al parecer en la terraza de su vivienda tomando
licor y consumiendo sustancias alucinógenas, bajo cuyos efectos dijeron haber
realizado el crimen.
Ninguno de los dos hombres aceptó conocer a John, pero
aun así el mayor de edad fue enviado a un centro penitenciario de Bogotá,
mientras que el menor permanece bajo custodia de las autoridades de Infancia y
Adolescencia de la Policía Nacional en Facatativá.
LO QUE DEJA JOHN DEEJAY
John Cristancho Fuentes deja a un hijo de 8 años de edad que
se encuentra desde su primera infancia bajo la custodia de don Manuel, debido a
que la madre del pequeño lo entregó a ellos y se fue para desaparecer con el
paso de los meses. A hoy el pequeño no sabe nada de su progenitora. Los abuelos
del niño buscarán la alternativa de obtener su custodia permanente.
Una vacante que será suplida con mucha tristeza en una
empresa cercana al Frigorífico Municipal también deja John, a quien le habrían
propuesto un cambio de funciones viendo su buen desempeño en los pocos meses de
haber ingresado a hacer parte del talento humano del área de logística de
carga.
Otra vacante es en uno de los establecimientos asociados
a la Zona T, en donde cada fin de semana John DeeJay amenizaba con éxitos del
momento en remix de estilo propio, respaldados en video, a los rumberos
facatativeños.
Por otra parte, deja un vacío en parte de la comunidad
motera (de la cual era muy cercano), en el alma de Patricia con quien estaba
reconstruyendo una relación, en parte de la barra de los hinchas del Atlético
Nacional del cual era aficionado, junto a “Los Simpson” (que adornaban su
cuarto por medio de afiches), y naturalmente en el gremio Dj en el cual era muy
apreciado y, dentro del cual hasta el día de su muerte, era además buscado por
nuevos talentos para aprenderle.
NOTA DE LA DIRECCIÓN GENERAL: El Observador Siglo XXI, reitera sus condolencias a la
familia y amigos de este Dj, junto al agradecimiento por permitir la
reconstrucción y publicación de los últimos días de su historia de vida. Todos nuestros mejores deseos en la novena que se adelanta en su nombre. Que en
paz descanse.
*Los nombres, exceptuando el de la víctima, han sido
omitidos y/o cambiados por seguridad de las personas involucradas.
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