Cuatro menores de edad fueron víctimas de hurto dentro del parque arqueológico
Piedras del Tunjo en Facatativá el pasado viernes en horas de la mañana. Uno de
ellos casi es asesinado.
Los cuatro jóvenes -dos hombre y dos mujeres- de edades entre los 14 y
15 años ingresaron antes de las 8 de la mañana al otrora “Cercado de los Zipas”
con el fin de hacer deporte, al igual que muchos otros habitantes del municipio
que tienen ésta sana costumbre.
LOS HECHOS
Cuando se dirigían al sector donde se encuentra el tanque, cercano al
límite del parque con el Cantón de Comunicaciones, fueron abordados por uno de
los vigilantes el cual les dijo que ya era hora de ir saliendo, pues según las
reglas del parque luego de las 8 la estadía allí cuesta.
Los jóvenes decidieron continuar el recorrido y cuando se devolvía,
fueron abordados por un hombre que portaba un arma blanca, el cual de manera
soez le exigió que le entregaran sus objetos de valor, a lo que los muchachos
hicieron caso omiso y dieron media vuelta, encontrándose con otro hombre que
por su parte le apunto con un arma de fuego.
Al negarse nuevamente a entregar sus objetos, el hombre del revólver
accionó el arma, apuntando a uno de los menores. El chico activo sus reflejos y
se agacho levemente, sintiendo como la bala rozaba su nuca. El disparo perforó la
capota de su buso.
Amedrentadas con esta acción, las víctimas tuvieron que hacer lo que los
sujetos les exigieron de la manera más grosera y violenta. A los hombres los
sentaron en el suelo y se quedó con ellos el hombre del revólver, mientras que
el otro individuo llevó cerca de un árbol a las mujeres, con el fin de que no
fueran vistos, y les exigió que se quitaran la ropa a lo que en principio las
chicas no accedieron, pero a razón de las intimidaciones una de ellas se bajó
el pantalón, lo que no fue suficiente para el hombre que le ordenó que también
se bajara la ropa interior. A la otra chica no le exigió que se quitara los
interiores, sin embargo, la golpeó en una de sus piernas dejándole un moretón
al momento en el que ella impidió que se retirara con su compañera, a la cual
luego de una palmada en la cola, la hizo caer antes de volver con los muchachos.
Finalmente los amarraron con una bufanda y los cordones de los zapatos y
les amenazaron de muerte si llegaban a denunciar. “Ya hemos estado en la cárcel
y no tenemos miedo de volver”, le dijeron los denunciados victimarios. Pasados diez
minutos los menores lograron soltarse y corriendo fueron a buscar al celador
para comentarle la situación.
TRAS DE VÍCTIMAS, PROTAGONISTAS DE UN VIACRUCIS
Al comentarle a grandes rasgos la situación, escucharon del guarda de
seguridad que “ya les había dicho que ya era hora de salir”, con un leve tono
irónico y agregó que días antes habían hurtado el portátil a unos muchachos que
estaban haciendo un trabajo. Minutos antes los chicos se habían encontrado con otra
víctima de hurto dentro del parque.
Los muchachos consiguieron un minuto a celular y llamaron a sus padres
quienes llegaron al lugar. El celador al escuchar
el disparo llamó a la Policía, quienes también acudieron.
Allí solo pudieron ver la grabación de una cámara de seguridad ubicada
en una cafetería vecina de la puerta principal del parque, pues al parecer las
cámaras de seguridad del sitio arqueológico no se encuentra en funcionamiento. En
la cámara revisada no se vieron salir los delincuentes por la mencionada
entrada.
Así las cosas, la Policía le indicó a los padres de los menores que se
dirigieran a la oficina de la Sijin, ubicada en Estación de Policía, que ellos
habían informado y que sus compañeros uniformados allí les esperarían para recibirles
la denuncia, lo que no fue posible porque en la Sijin no tenía conocimiento del caso, es
decir que la Policía de Infancia y Adolescencia que atendió el caso no realizó
la ruta de atención a los menores, ni acompañamiento, tan solo la orientación.
Al ver que no eran atendidos por la Policía sin un dictamen médico, los padres de los menores
se dirigieron con ellos a Medicina en donde no fueron atendidos porque no había
un médico disponible, dado que al parecer estaban en un consejo de seguridad,
pero no había información al respecto en esas instalaciones. Se enteraron de lo
anterior por alguien que no tiene nada que ver con Medicina Legal, luego de dos
horas de espera.
Allí en la sede del Instituto Forense en el municipio, ubicada en el
Hospital San Rafael, ese “alguien” les sugirió pasar por urgencias, en donde
señalan los representantes legales de los adolescentes que “a regañadientes un
médico hizo la valoración de los niños” luego de tres horas de espera, dada la
negativa de varios médicos para realizar el dictamen.
“A LAS AUTORIDADES COMO QUE NO LES IMPORTA NADA”
“Para ellos es un caso de muchos, aparte de que fue muy grave y como que
las autoridades ignoraron el tema”, sostuvo una de las madres mientras que otra
-progenitora del que casi es impactado por la bala-, la cual trabaja en una
oficina ubicada en otro municipio, fue recibida con cuestionamientos por parte
de los uniformados en la Estación quienes le preguntaron que “por qué llegaba
hasta ahora”.
“Yo no vi gran desempeño de la Policía, al menos de escudriñar qué había
pasado, cuando supongo que ellos debían acompañarnos, y por medio del ICBF
buscar ayuda con un sicólogo. Parece que es común que se presenten estos hechos
y en el caso de mi hijo fue un intento de homicidio y para las niñas un intento
de violación. No fue un hurto simple. No se hizo cadena de custodia con el buso
de mi hijo; tuve que
entregarlo con un memorial porque no me la querían recibir”, sostuvo la madre.
“Debemos estar muy atentos, no sólo los padres de familia sino toda la
comunidad, porque no solo en el parque sino en todo Facatativá, impera el
crimen”, agregó la misma madre, mientras que la otra madre afirmó que “es preocupante
ese tema, los niños están en vacaciones, tienen 14 y 15 años y uno de padre ya
los suelta un poco y pues fueron a un sitio supuestamente cerrado, turístico y
por lo tanto uno dice, seguro. Son niños sanos, son de casa y no iban a nada malo.
A los padres les digo que ya uno no puede confiar en nada, a pesar de la edad
que tienen, es un peligro”.
“Hoy podríamos estar llorando a alguno de los niños y lamentando que las
niñas hubieran sido violadas, afortunadamente pasó que lo uno impidió lo otro y
eso no se dio. Se destaca la negligencia y la desinformación de la autoridades,
quienes nos dieron orientaciones que no concordaban, solo recibieron mi
declaración, por eso hasta el momento no hay denuncia, así que básicamente hay
negligencia y desinformación. Nosotros como padres preferimos que estén en un
lugar como esos -el parque-, porque la calle es muy insegura. Si hay alguna
norma de que los menores no entren, pues sencillamente no los dejen entrar, sin
un mayor de edad. Si ellos saben que está pasando esto, porque son demasiados casos
según dicen ellos al comentar que los hurtos suceden dos veces por semana. Si
ellos se dan cuenta que hay mucha víctima entre las personas que están entrando,
que asuman responsabilidades y no dejen ingresar personas hasta que las autoridades
brinden la correspondiente seguridad”, afirmó el padre de dos de los jóvenes,
una pareja de mellizos.
Los padres coincidieron en que, si bien es cierto que los menores no
estaban en compañía de un adulto, eran cuatro, habían informado a sus padres
con quienes estarían y en dónde estarían, y por lo tanto también es
responsabilidad del Estado que cualquier ser humano esté seguro, porque toda
persona es libre de movilizarse por el país sin que otros los restrinjan o los vulneren.
A El Observador Siglo XXI, le ha sido imposible contactarse con el sargento Peña, comandante (e) de Policía de Facatativá y con el coronel Torres, comandante del Dsitrito IV de Policía.
A El Observador Siglo XXI, le ha sido imposible contactarse con el sargento Peña, comandante (e) de Policía de Facatativá y con el coronel Torres, comandante del Dsitrito IV de Policía.
LA ADMINISTRACIÓN RECONOCE FALLAS EN LA SEGURIDAD DEL PARQUE
A su turno, la secretaria de Desarrollo Económico del municipio, Aura
Estela Fernández Galvis, sostuvo a El Observador Siglo XXI que efectivamente no
se cuentan con recursos necesarios para vigilar el extenso sitio turístico,
pero agregó que se han hecho algunos esfuerzos.
Contó Fernández Galvis que anteriormente sólo se contaba con un guarda
de seguridad en el día y otro en la noche, pero que se logró que se doblara la
seguridad con un guarda que cuida la entrada y el dinero producto de la venta
de las entradas y otro que hace recorridos en bicicleta por el parque.
Así mismo la secretaria Aura Estela afirmó que es la Secretaría General
la que supervisa el contrato de vigilancia, es decir que la vigilancia la paga
el municipio, mientras que con el recaudo en el parque se financia la
administración, operarios y mantenimiento.
Agregó que el Ministerio de Cultura realizó el diagnóstico para el Plan
Especial de Manejo del Parque (PEMP) -con el cual la gente no quedó muy contenta-,
pero que la Alcaldía no conoce sus resultados sino sólo parcialmente, pues el
Ministerio -que pretende entregar el parque al Instituto Colombiano de
Antropología e Historia (ICANH)- no ha querido entregar el documento, a pesar
de que la Nación no le aporta un solo peso al parque, pues lo cedió en comodato
al municipio finalizando la década anterior.
No obstante, existe un fallo de una acción popular interpuesta a la
Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) por permitir que personas
incultas hicieran grafitis sobre los pictogramas y los petroglifos, el cual ha
sido cumplido parcialmente por la CAR, por lo que se adelanta un seguimiento al
fallo para asegurar su completo cumplimiento, sin el Ministerio -quien no
convocó la mesa de seguimiento al fallo-, y por lo tanto hasta que esto no se
dirima no se pueden tomar más acciones en seguridad.
Pero por si fuera poco, la entrada que colinda con “Zipalandia” también
se encuentra en medio de una puja por parte de la Administración y el dueño del
predio vecino, pues éste último dice que existe una servidumbre. El municipio
había tomado la decisión de cerrar la entrada con una cadena y un candado. La
cadena fue cortada por el dueño de Zipalandia y el candado secuestrado, y en su
lugar fue puesta otra cadena con un candado propio. Debido a esto la Secretaría
se encuentra investigando si dicha servidumbre existe registrada en las
escrituras, pues en el certificado de tradición y libertad no se registra. Si
la servidumbre no existe en las escrituras, se procedería a sellar con
soldadura.
Finalmente, la secretaria Fernández Galvis sostuvo que se hizo un Consejo
de Seguridad hace poco menos de dos semanas, con la Policía, el Ejército y la
secretarías Gobierno, General y Desarrollo Económico, en donde la Policía y el Ejército
se comprometieron voluntariamente a hacer recorridos por el parque, a pesar de
que no es su obligación. Así mismo se decidió empezar a mejorar el alumbrado
cambiando luminarias, reforzar las rejas que rompe el hampa, mejorar la
comunicación de los guardas con radioteléfonos y adquirir una póliza
contractual de responsabilidad civil para visitantes -que nunca se había hecho-
con el fin de actuar eficazmente en estos casos.
“Sinceramente lamento mucho lo sucedido, me preocupa porque eso no debería
pasar y por mi parte, me comprometo a prestar ayuda dentro de mi alcance a los
afectados, por lo que los invito el próximo martes a las 3 de la tarde en mi
oficina para brindarles nuestro apoyo en estos momentos”, sostuvo la jefe de la
cartera de Desarrollo Económico de Facatativá.
0 Comentarios
El Observador Siglo XXI no se hace responsable por el contenido de los comentarios. Este es un espacio de libre opinión, amablemente solicitamos por favor compartirla con respeto.